Era la primera vez que se enfrentaban a una maratón juntos y han superado con éxito el desafío, demostrando, una vez más, que con voluntad todo es posible.
José Manuel Roás, profesor de Geografía e Historia, corrió su primera maratón en 1997, sin embargo, dejó el running hasta que volvió a reengancharse gracias a su hijo Pablo, de 15 años, que sufre parálisis cerebral. Juntos van a correr cada día y, hasta el pasado domingo 23 de febrero, sólo habían competido en carreras de, como mucho, 20 kilómetros. Para los dos lo mejor de su afición es que pueden compartirla y disfrutar el uno del otro.
Jornadas sin descanso para Pablo y su familia
Los días de Pablo comienzan a las ocho de la mañana, cuando le despierta Mayte, su madre, que a las nueve le lleva al fisioterapeuta para su primera sesión de la jornada, un entrenamiento que luego continúa con la ayuda de Mario, su hermano mayor y estudiante de Educación Física, con quien se centra principalmente en los estiramientos, el ejercicio que más le ayuda a fortalecer sus músculos y tendones.
A las once asiste a un centro de educación especial, a 150 metros de casa, y a las tres, después de comer, vuelve a realizar una sesión de estiramientos con su padre hasta que, a las cuatro, llega el fisioterapeuta para continuar trabajando hasta las cinco, cuando tiene hora con el logopeda.
Sin embargo, Pablo sabe que después de todas estas tareas llega uno de los momentos que más aguarda de la jornada. Espera que el reloj marque las seis porque es entonces cuando su padre se cambia, se pone ropa de deporte, y salen juntos a la calle para correr.
«Mientras él sonríe, yo no me canso»
“Hago lo que todo padre quiere hacer con su hijo. Y reír, reírme mucho. Reír es vivir. ¡Y Pablo, cuando corre, ríe, chilla… Le gusta muchísimo! Mientras él sonríe, yo no me canso. Pero es cierto: somos un equipo diferente. Entiendo que muchos se nos queden mirando. ¡Yo también miraría! Nos aplauden cuando corremos. En cierto modo eso no me agrada, pero de inmediato pienso que nuestra carrera lleva un mensaje. Un mensaje para las familias con otros ‘Pablos’ a las que quizá les cuesta más sobrellevar toda esta gran dificultad”, ha revelado José Manuel, que indica que lo que no quiere es transmitir pena, según recoge El Mundo.
Mientras corren, José Manuel tiene que ir muy pendiente de agujeros, baches y cualquier otro obstáculo que puedan encontrarse en el camino. «Mi idea es buscar una silla específica para correr con Pablo, con mayor amortiguación y más preparada», indica el padre que es consciente de que junto a su hijo forman “un equipo diferente”, por lo que entiende que, a su paso, la gente se les quede mirando. “¡Yo también lo haría!», reconoce.
Casi se quedan sin disputar la carrera
José Manuel y Pablo decidieron apuntarse a la XXX Maratón de Sevilla en enero, pero los dorsales estaban agotados. Sin embargo, como acostumbra a hacer en todos los aspectos de su vida, José Manuel no se dio por vencido y trató de encontrar una plaza para disputar la prueba. «Fue increíble la cantidad de gente que se puso en contacto conmigo para ofrecerme su dorsal. Gente que no iba a poder correr… ¡Pero también gente que sí podía pero que renunciaba a él para que nosotros pudiésemos correr! Han sido gestos que tengo que agradecer muchísimo», indica.
No obstante, a pesar de que la organización de la carrera no permite la cesión o el traspaso de los dorsales, al conocer la historia de José Manuel y Pablo no dudó en ayudarles. Al final obtuvieron sus dorsales gracias al sponsor técnico de la prueba, New Balance, que siempre reserva varias plazas para sus atletas profesionales, entre los que suele haber bajas debido a las lesiones y a otros contratiempos. También les regalaron zapatillas, camisetas y material deportivo. «Menudo detalle. Les estamos muy agradecidos tanto a los organizadores como a su patrocinador».
José Manuel y Pablo superaron con éxito su primera maratón juntos. Un nuevo desafío al que se han enfrentado formando equipo, uniendo sus fuerzas, y demostrando que los límites únicamente están donde los ponen las personas. ¡Enhorabuena campeones!